La política del 2020
Este, sin duda, es un año misterioso. Cada semana comparte lecciones y mensajes. Objetiva o subjetivamente, la opinión sobre este año carecerá, quizás por un par de meses más, de optimismo y buena vibra. Pura honestidad, ¿no? En fin. Defina usted el 2020 a su criterio y conveniencia, ¿sí? Y, no, en esta entrada no me voy a referir a las "politicas de convivencia" . ¿Para qué? Por eso han quedado fijadas donde deben de estar. Hoy, con más o menos palabras, quiero referirme a dos eventos del primer trimestre de este año. Uno, la decisión de participar en política. Dos, la decisión de abandonar la idea de participar en política. El primero, motivado quizás por el interés de servir a la colectividad desde la administración pública. El segundo, empujado por requisitos respetables pero incompartibles (si acaso existe el concepto) de parte del "vehículo" partidario. Y, no, no les mentiré: me vi sentado detrás de un curul. En un par de sueños, aclaro. Dormido. Pensamiento