Vidrí
El sábado recibí el aguinaldo. Sí, lo sé, tres días después del último dispuesto en la norma laboral. Costumbre TG. Como la del sobre. Esta vez, blanco. Firma y calcomanía incluida. Lo normal. Entonces, pisto en mano, visité una ferretería conocida del país. La sucursal más cercana a mi lugar de habitación. Su acceso se complica por ratos, pero, con el suficiente espacio para mercadería y estacionamiento ofrece un servicio aceptable. Y este día no fue la excepción. Entonces, 45 minutos después de recorrer los pasillos de aquella tienda, pasé a la caja, pagué el costo de la mercadería adquirida y busqué el vehículo para retirarme del lugar, sin percatarme que había olvidado un producto dentro de aquella sucursal. Casi cinco horas después, cayó el 20. El resto de la historia se resume en suerte, honradez y orden. Mi descuido dejó una lección. Y la ferretería un sano mensaje. Recuperación satisfactoria. #mrarc