Infancia lenta
Hace un poco más de un año, de regreso en la casa de habitación de mis padres, decidí dotar a la dinámica de joven adulto de un poco de diversión. Por ello, le presté el "GameCube" a Gerardo y adquirí un videojuego en "Las Pulgas". Debo admitirlo, me equivoqué en la selección del juego. Sigo creyendo que me ganó la nostalgia y el recuerdo de aquellas tardes en las que jugaba NES y SNES con el vecino de enfrente. Aquellas vacaciones del colegio, el cassette con los 101 juegos, la soplada por el polvo que se les acumulaba, los golpecitos a la caja para que leyera bien el cassette...En fin, tanto que recordar. Días de la infancia que confirman el amor de unos padres que me brindaron materialmente lo necesario y quizás un poco más. Debo agradecerles, la felicidad rondó este corazón en muchas ocasiones y todo pasó por sus manos. El buen ejemplo debe ser retomado. No cabe duda. Van quedando 20 días, máximo.
Se ha escrito,
Paz y bien.

Comentarios
Publicar un comentario