¿Deuda saldada?
Los que me conocen saben que le debo mucho a la música. Un arte descuidado desde niño. En el colegio, le puse muy poco interés a la materia. Quizás por temor al profesor. O talvez por la falta de fomento en la familia. No lo sé. A mis casi 31 años, tres instrumentos han pasado por mis manos: La flauta, la guitarra y el teclado. Hace unos meses adquirí uno. Con éste pretendo que aprenda Ivy e Ignacio a sacar sus melodías. Ojalá también yo pueda aprender y así, quién quita y llegue a colaborar en el coro parroquial. Mientras tanto, el ser amado tomó a bien dar su aporte con aquello de la estimulación musical temprana. Adquirió cuatro discos compactos. El doctor lo recomendó hace dos citas. Razones habrán. Hace dos días escuché uno. Lo confieso, algunas canciones casi me duermen al volante. Relajantes frente al estrés del tráfico. De seguro ya escuchaste un par, hijo. Luego me darás tu opinión sobre los mismos. Aprovecho para agradecer el gesto material, linda.
Se ha escrito,
Paz y bien.

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