Sol y aire
Unidas las palabras, formamos el concepto o nombre propio de la ventana popular. Sí, esa misma que viene nevada, lisa y hasta polarizada. La del mecanismo con la "mariposa". La del vidrio largo sostenido en el aluminio. De seguro ya sabe a cuál me refiero. Ayer, luego de la observación planteada por la dueña de esta casa, me sacudí la pereza y le dediqué varios minutos a la limpieza de las ventanas del dormitorio. Al principio, poca gana e interés. Uno inventa mil excusas para huir de la tarea doméstica, olvidando con egoismo al único beneficiado. Eso, al arranque. Ya con las herramientas a la mano, la dinámica varía. Nos fijamos en el polvo, las manchas de las gotas de lluvia, los residuos de algunos insectos o aves que pasan por ahí. Decidimos pasar el trapo seco, luego el húmedo. Le colocamos el líquido limpiador, frotamos bien la ventana y "secamos" con el papel periódico. Sí, requiere técnica, conocimiento, paciencia y perseverancia. Y, bien, lo confieso, al final me agradó. Una práctica a la que debo acostumbrarme. El 2014 supone mi partipación constante en esta acción y, vaya, que nos sirva de fogueo. Ya lo diría un político de este país: "Lo mejor está por venir". Pero, no se confunda, las elecciones presidenciales no son el motivo de la cita.
Se ha escrito,
paz y bien.

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