De pasarela
A ver, no se confunda. Es verdad, hace poco tuve la oportunidad de compartir oxigeno con Jorge Arguett, cuando visitábamos ambos una sucursal de las pizzas del techo rojo. Pero, ni lo saludé. De "lejitos" lo ví, digamos. Que quede claro, esta entrada NO hablar de moda, ropa o cosas similares.
Esta vez deseo hablar de las llamadas "pasarelas". Ese puente peatonal que facilita cruzar una alameda, calle o avenida transitada. Definición vaga, no nos detengamos en eso, por favor.
Mejor, cuénteme ¿Se dio cuenta de las multas que impuso la AMSS a los ciudadanos que no las usan? Diez dólares dicen que cuesta la infracción. ¿Ya le tocó pagarlo? Ojalá que no. A mí tampoco, hasta este día.
Y eso que evito pasar por algunas. Tengo mis razones. Ninguna válida, probablemente, frente a lo dispuesto en la ordenanza municipal.
Sugerencia: Úselas, pero, por precaución, antes de empezar a subir las gradas, verifique con la vista la ausencia de personas sospechosas sobre éstas, o el estado físico de las mismas.
Esta tarde, cruzándome una sobre la carretera Panamericana, por RAF y el edificio del canal 12, corroboré que dos de las gradas en la estructura de acero son de madera, y que buena parte de la base que sostiene la valla publicitaria colocada encima de ésta, presenta huecos que ponen en peligro al transeunte que las utiliza.
Entonces me surge la duda, ¿a quién compete el mantenimiento de las pasarelas? ¿A las alcaldías? ¿Al VMT? ¿A los beneficiados por la publicidad comercial sostenida en éstas?
Si usted lo sabe, comente. Mientras tanto, acá dejo la evidencia de lo que les decía...
Se ha escrito,
paz y bien.

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