Campaña #BDP ¡Con todo!

Pasaré por alto la crítica por el uso del "hashtag" en el título de esta entrada. Si a usted le incomoda verlo ahí, le recomiendo dejar la lectura de esta entrada. Lo usaré por lo menos 3 veces más. Quedan advertidos.

Hace unas semanas, por sugerencia del ser amado, decidí bajarle volumen a la arrogancia y a la altanería. Concluí prudente y necesaria la medida, por ello, ahí vamos. Me cuidé de hacer promesas, limitándome a la acción. Después de todo, los resultados se producen a partir de su ejercicio, ¿no?

Confieso y manifiesto abiertamente que la medida trajo paz. Muchos conflictos "desaparecieron", o simplemente, se abortaron. Eso, créanme, me da tranquilidad, facilitándose así la expresión de sencillez, simpatía y humildad. Las quejas disminuyeron y los temas de conversación variaron. La vida en pareja mejora con el paso del relój.

La soberbia y el orgullo cegan. Está claro, lo he percibido. No le damos espacio a otra opinión. Defendemos la nuestra, sobrando la fuerza y escaseando la razón y el argumento. Torpes en el trato llegamos a ofender, a denigrar, a hacer daño. Algunos acuden a la violencia. Ese, sin duda, ya es otro nivel. Para muchos, empieza en casa, herimos familiares, lesionamos amistades y perjudicamos conocidos. Insisto, ciegos.

Deshonesto de mi parte sería afirmar que todo está resuelto. Acostumbrado por más de 10 años a dicha actitud, el cambio o la transformación no puede -ni debe- exigirse de un día para otro. Y cuidado confundir "bajar del pedestal" con la mediocridad. Sería un grave error. Pienso, creo, confirmo que se trata de reconocer diferencias y virtudes del otro, procurando respetarlas y tolerarlas. Si la incompatibilidad escapa de la capacidad del carácter y la personalidad, la distancia y el silencio vendrán bien. Pruebe, luego me cuenta. Sino le funciona, me avisa, nos sentamos y determinamos qué hacer. Por mi parte, estoy contento.

Y no, la crítica no termina. Procuraré construir con ésta. Eso es todo.

Se ha escrito,

Paz.