Procredit

Esta tarde, visitando el banco, conversé con una de las cajeras sobre el próximo cierre de la agencia. Resulta que esta sucursal me queda a 50 metros de distancia de la oficina, la ubicación idónea para esos días en los que se debe pagar "derechos de registro" y salir corriendo para Zacatecoluca o Usulután a presentar las escrituras. Mucha utilidad que llegará a su fin el próximo mes de Marzo. Los costos, de seguro, obligaron a las "autoridades" del Banco a tomar tal decisión. Ni modo, como usuario y ahorrante tocará buscar la otra agencia más cercana. Recuerdo que durante la plática le comenté que conocí recientemente la sucursal del Banco en Santa Elena. "¿En Plaza Madero?", me preguntó. Le respondí: "Cerca". Noté brillo en sus ojos y luego me dijo: "Ojalá me trasladen para allá". ¡Vaya!, me da gusto saber, en primer lugar, que no será despedida al cerrar la agencia. Y en segundo lugar, porque alguna razón monetaria debe haber detrás de su deseo de ser trasladada hasta allá. Ojalá y ella habite en Santa Tecla, Antiguo y Nuevo Cuscatlán o Zaragoza, digo, por lo de la regresada, pues. Si vive en Ilopango, San Martín o sectores aledaños, que Dios la socorra. Y, ¿por qué me preocupo y le pongo atención a eso? Simple, una persona bien cercana, y muy querida, parece ser que también se ve agradada por trabajar en aquella zona del país. No me detendré en pensar en las razones que cada una tiene. Solo diré dos cosas: a. Qué caro sale almorzar bien en esa zona del país; b. Qué duras son las noches de viernes y de turno de sábado.

Se ha escrito,
Paz.

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