El perdón ilimitado

El Maestro, durante su paso por este planeta, de acuerdo con lo descrito en la Biblia, enseñó a sus discípulos a rezar, diciéndoles que repitieran esta frase: "Y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores" Mateo 6, 12. 
Mucha razón detrás de estas líneas. ¡No cabe duda!, el perdón genera paz, conserva la tranquilidad y permite retomar la interacción con "nuestros deudores", entre otras cosas, pues. La dinámica social lo requiere y Jesús no lo olvidó. Genio.
Ahora bien, si nos detenemos en el sentido de la oración, el Hijo de Dios habló del perdón refiriéndose a éste como "requisito y razón", yéndose al plano abstracto del vínculo con el Creador y planteando el supuesto comparativo del perdón de Dios, como el nuestro hacia los demás.
En fin, no pretendo catequizar ni mucho menos. Recordé la cita y decidí introducirme, apoyado en ésta. Es todo. Ahora, el dilema es, perdonar, ¿cuántas veces? ¡Ja! Dios hijo diría: "Setenta veces siete", le escucharía y le pediría al Más alto paciencia y perseverancia. 
¡Yuca!, pues, en buen salvadoreño. Y viene la molestia, el desencanto y la reflexión. Difícil comprender la razón de tropezar TANTAS veces en la misma "piedra". Sigo creyendo que la capacidad no tiene que ver en ésto. A mí me huele a voluntad, intención, deseo y su ausencia, pues. Triste. 
Por eso y más, sigo preguntándome ¿Y el amor? ¿Tendrá cabida en todo ésto? Comprensión agotada, llegó la hora de leer -para mi desgracia- motivos. Luego, los "considerandos" y la resolución final. No admite recursos, dicen.

Se ha escrito,
Paz. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

#HastaPronto

Propósitos 2024

#Ex