Futbol ¿Profesional?

Este fin de semana arranca el Torneo Apertura 2012.

El sábado pretendo ir al estadio.

¿Por qué?. Simple, el futbol me entretiene.

El torneo pasado prometí asistir a los partidos de la UES. Fallé.

Esta vez, no diré nada. Y si lo hago, lo dejaré en "pretensiones". Así no sentiré -tanta- culpa. ¡Ja!

En entradas anteriores, he criticado con cierta ferocidad nuestro futbol "disque" profesional.

Este calificativo me recuerda a la exposición de anoche, en "Solo Futbol", de parte del señor Cristian Villalta.

Habló sobre el señor Rubén Israel, afirmando que su actitud frente a la actualidad de la FESFUT y de la Primera División de Futbol de nuestro país fue bastante profesional.

Y bien, ya lo decía el profe en la entrevista a los medios: "3 cosas no pueden mancharse en este juego: La camiseta, la afición y el deporte como tal".

Sabias palabras las del uruguayo.

Lastimosamente, algunos dirigentes y directivos no quieren quitarle el enfoque netamente mercantilista al deporte rey. ¿Por qué?

La verdad, dudo mucho que el aficionado metapaneco vaya al estadio motivado únicamente por saber que Paolo Suárez cobra más de 2 mil dólares al mes.

Tampoco creo que saber cuánto le pasa el "Pan Sinaí" al Alianza F.C. convence al aficionado albo a saltar en los graderíos del Coloso de Monserrat.

Lo mismo pensaría si alguien intentara convencerme que el seguidor usuluteco comparte la idea del directivo firpense de pasar la localía al "Cusca", por ser una mejor sede con mejores dividendos.

En fin.

Sé que el jugador tiene familia, como bien lo diría Álvaro Misael Alfaro en "Gente de Primera". Y que con la entrada que paga el aficionado se cubre, quizás, una parte de su salario.

Pero, pregunto, ¿y el espectáculo?, ¿dónde está la Defensoría del Consumidor?.

A veces, papi futbol parece. Digo, con todo respeto para los padres de familia mayores de 40 años que sudan la camiseta domingo a domingo en la cancha.

Estos últimos se mueven por pasión al deporte. ¿Y los otros?.

Creo que el futbol nacional debe reinventarse, como bien diría Raúl Marín.

Se ha escrito,

Paz.