La Boca y el Bolsillo...

No, este no es el título de una fábula, pero prometo una "moraleja".
Había vez, en un país muy chiquito, en el que gobernaba la "Derecha", un tipo sencillo y desordenado decidió renunciar a su trabajo.
Él, en paz, disfrutó el momento. La libertad, de pronto, se volvió tangible.
Ser un "mantenido" facilitó las cosas. ¡Claro!, el pan, la ropa limpia y la cama bajo techo no le faltó.
Pero el gusanito de la responsabilidad y la independencia, a los 25, le hizo cosquillas.
Y, motivado por esas frias "patitas", emprendió su aventura de ser un "Profesional Independiente".
Ahora, este tipo ya no tiene Jefes, y si los hay, son sus mismos clientes. Pero él sabe que no es así, y lo que busca para ellos es solución a sus "problemas".
Hace poco, este tipo se vio "envuelto" en una situación penosa. El "fantasma" de su pasado laboral se le apareció en el barrio San Jacinto. Pasadas las 19 horas, después de 40 minutos de "paranoia", su rostro de seguro mostró pena ajena e indignación.
¡Qué desgracia!, mientras uno SIGA buscando resolver SUS problemas, viendo "por encima" el de los otros, el bolado será, como diría Chávez: "La misma miasma".
En toda empresa, las "partes" que conforman el "cuerpo" deben de caminar de la mano, bajo un criterio unificado, producto de un consenso. Pero, si las "manos" y el "cerebro" desarrollen su labor, sudando y gastando neuronas a granel, mientras la boca endulza el oido de los clientes y el bolsillo se llena y se llena, el producto será el mismo: LAS RENUNCIAS. #AgarreEscuela.
Menos mal que seré el "heredero" del Despacho. ¡Jue!, puras deudas, de seguro.

Se ha escrito,
Paz.

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